Creadors Verkami 13 #Documental: Álvaro Neil
El 8 de octubre del 2001 aterrizó un avión en La Paz. En la bodega de la nave iba su bicicleta. Desde entonces, esta aventura, que más que aventura ha devenido una forma de vida, le ha llevado a recorrer a golpe de pedalada más de 170.000 kilómetros y 88 países. El infatigable ciclista es Álvaro Neil, o el Biciclown, por ese entrañable defecto suyo de querer repartir sonrisas por allá donde pasa. Un trotamundos a dos ruedas que también figura como parte significativa de la historia de Verkami, pues fue el primer creador en impulsar un proyecto: el documental “La sonrisa del nómada” (al que posteriormente seguirían la película “Biciclown” y la, desdichadamente infructuosa empresa, SPACEme), a través de la plataforma.
Texto: Oriol Rodríguez
¿Dónde te encuentras, actualmente?
En Lima (Perú), en casa de un español que conocí hace diez años en España y con el que me he reencontrado ahora.
¿Regresarás algún día a casa?
Mi casa es el lugar que pisan las suelas de mis zapatos o las ruedas de mi bicicleta. Mi casa es el mundo. Mi casa no tiene paredes, ni ventanas; tiene un jardín tan grande como la Tierra y carece de techo.
La vida es el arte del encuentro
¿Por qué en bicicleta y no en coche o tren o avión…?
Cuando en el mapa del mundo que llevo conmigo veo todo lo que he recorrido pienso: “¡Guau, todo eso lo ha recorrido una bici!”. No le doy importancia a que yo lo haya hecho, sino a que una bici ha recorrido todo el mundo. En coche es fácil. En tren casi imposible, porque hay muchos países que no tienen trenes. El avión es una máquina del tiempo: te metes dentro y sales unas horas después en otro lugar, pero te has perdido lo más hermoso, el camino. En mi viaje, como en mi vida, que en realidad es lo mismo, el camino es lo que me atrae. Llegar carece de importancia, porque en cada paso he llegado a mi destino.
Imagino que para llevar a cabo el viaje tuviste que dejar muchas cosas atrás, trabajo, amigos... ¿Cómo reaccionó tu entorno a la aventura?
Con escepticismo. No pensaban que fuera muy capaz de perseverar en ella.
¿Los añoras?
Los míos, los que están en el corazón, están siempre conmigo. Un viaje así también sirve para poner ciertas relaciones a prueba. Si los añorara mucho volvería.
Por el contrario, ahora debes tener amigos en todos los rincones del planeta. ¿Este factor humano es lo mejor de la aventura?
Es una parte importantísima. Llegar a un lugar sin conocer a nadie e irte una semana después con los ojos empañados de lágrimas por las despedidas es mágico. Eso, el turista que tiene todo programado se lo pierde. La vida es el arte del encuentro.
¿A qué te dedicabas antes de empezar el viaje?
Soy abogado y trabajaba como oficial en una notaría de Tres Cantos (Madrid). Hacía testamentos, contratos, poderes... Me gustaba pero me quitaba mucho tiempo.
¿Y si ahora te preguntan a qué te dedicas, qué respondes?
Soy un nómada. Mi trabajo es ser feliz y de ese modo hacer felices a los otros.
Seguramente, más de un lector se preguntará de qué vives.
Mis libros y documentales, mis charlas, algún taller de clown, donaciones, algún patrocinador... El secreto no es ingresar mucho dinero al mes sino que salga poco. Con 250 euros vivo al mes sin complicaciones.
“Todo lo que necesito lo muevo yo y está al alcance de mi mano”… sueles decir.¿Vivimos en un mundo extremadamente materialista y consumidor?
No vivimos, sobrevivimos al bombardeo publicitario, a productos con obsolescencia programada, a un mundo donde poseer es más importante que ser. El día que vendan tiempo libre se acabaron los nómadas.
¿Cómo eliges la ruta a seguir?
Depende de los inviernos, los visados y algunas mujeres.
Tu viaje huye de las rutas turísticas, lo que después de diez años te debe haber llevado a vivir todo tipo de situaciones, más viajando en bicicleta.
Cuando doy una charla puedo pasar horas y horas contando cosas divertidas, extrañas, inimaginables. Viajar en bici, expuesto a todo lo que te rodea, te hace vulnerable y permeable.
¿Alguna vez has sentido la tentación de concluir la aventura y asentarte en alguno de los países que has visitado?
Si me asiento en algún lugar será en las caderas de alguna mujer. El país no importa.
Porque si te pregunto cuál es el destino que más te ha impresionado, tienes respuesta o te resulta imposible elegir solo uno.
Mi propio interior me sorprende cada día. Descubro cosas que no sabía y me divierte.
Puede parecer una obviedad, pero ¿viajar te ha reportado una visión más amplia del mundo?
Los que me escuchan dicen que de mis palabras sale sabiduría. Yo no lo digo, lo dicen ellos, pero creo que tengo una visión del mundo producto de más de 3.000 noches a la intemperie.
Desde tu percepción de viajero, ¿cómo ha cambiado el mundo en estos últimos diez años?
El ser humano ha cambiado, el mundo es el mismo. Cada vez la gente tiene menos tiempo, está más conectada en lo tecnológico y menos en su interior.
Una vez comentabas que después de recorrer países como Congo, Etiopía, Sudán, Georgia, Pakistán... el lugar en el que tuviste más problemas fue Estados Unidos. ¡El temor del mundo occidental frente al desconocido!
El miedo es muy fuerte en los Estados Unidos. Allí son esclavos de sus temores.
Toda esta aventura viajera, en tu caso, no tendría sentido sin la iniciativa “Miles Of Smiles Around the World”. ¿En qué consiste?
Soy payaso y regalo espectáculos en los lugares más humildes o a favor de gente desfavorecida. No podría viajar sin mi payaso que devuelve la felicidad que yo he cosechado en esta vida.
¿La sonrisa es la mejor arma para derribar fronteras?
La sonrisa es el mejor puente entre dos personas. Es un idioma universal. En países árabes tal vez es más difícil hacer reír, y en el primer mundo también. Hay muchos prejuicios.
Obtener la sonrisa de la gente, ¿es la mejor de las pagas?
Es reconfortante, pero haber influido en la vida de algunas personas que ahora están viajando en bici por haber leído un libro mío, o están cumpliendo sus sueños, es más satisfactorio.
Fuiste el primero en lanzar un proyecto a través de Verkami. ¿Cómo descubriste la plataforma?
Mis amigos de Moluanda (ahora desaparecida por la crisis) me lo dijeron. La idea del crowdfunding es buenísima. Hay muchas plataformas pero el hecho de que Verkami sea familiar inspira confianza.
¿Qué destacarías de la experiencia del micromecenazgo? ¿Qué aporta este sistema de financiación a alguien que ha decidido emprender una vida como la tuya?
El micromecenazgo hace posible lo imposible. Te conecta, además, con personas de intereses afines. Y aunque el proyecto no salga adelante, te da a conocer.
El micromecenazgo hace posible lo imposible
A través de Verkami has lanzado tres proyectos: los documentales “La sonrisa del nómada” y “Biciclown” y SPACEme, una tela reflectante a modo de protección para los ciclistas. Este último no fructificó. ¿Qué falló?
El objetivo económico era alto. Aprendí que, aunque tengas 6.000 amigos en Facebook y 4.000 en Twitter, la gente sólo apoya lo que le interesa. Si pidiera dinero para mí, sólo para mí, me lo darían, porque me estarían ayudando. Pero para una tela que puede proteger a más ciclistas, no; porque no lo usan y no les interesa. Se aprende más de las derrotas que de las victorias.
¿Volverás a colaborar con Verkami para financiar futuros proyectos?
Si tuviera algo importante que hacer, sí. Pero lanzar un proyecto en Verkami es agotador y exige una buena planificación.
¿El futuro es lo que sucede mientras estás pedaleando?
El futuro es un invento de los fracasados, de los que aplazan sus sueños para mañana y nunca los cumplen porque el futuro nunca llega.
+ Info
Proyecto Verkami La sonrisa del nómada y Biciclown y SpaceMe
Facebook.com/Biciclown
Twitter@biciclown
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