Creadores Verkami 15 #Fotografía: Agustí Hernàndez
Agustín Hernández es el hombre de los récords en Verkami, ya que es el creador que más veces ha confiado en la plataforma para impulsar sus proyectos. Sin ir más lejos, este pasado noviembre finalizó su sexta campaña de micromecenazgo, con éxito, en esta ocasión para el libro Pobles abandonats de la Península Ibèrica, el cual ya se ha presentado. El año pasado publicó y reimprimio, también con los fondos obtenidos en cuatro campañas en Verkami, el libro Pobles valencians abandonats, del que hizo una tirada de casi 3.000 ejemplares, agotados en nueve meses. En esta entrevista explica qué aporta Verkami a sus proyectos, y también qué le ha aportado, durante ya más de una década, recorrer los pueblos abandonados de la Península Ibérica. Periodista, Agustín Hernández ha trabajado en el Gabinet de Premsa de la Universitat de València, en Ayuntamiento de Alboraia y en el periódico Levante-El Mercantil Valenciano, entre otros. También ha sido profesor de Formación Profesional. Es coautor del libro Pobles abandonats. Els paisatges de l'oblit (Consell Valencià de Cultura, Generalitat Valenciana, año 2006) y ha sido comisario de la exposición Pobles abandonats. Pobles en la memòria, del Museu Valencià d'Etnologia de la Diputació de València (años 2007-2012). Además, es el administrador del blog Pobles valencians abandonats
Texto y entrevista: Oriol Rodríguez
¿Cómo se inició tu interés por los pueblos abandonados?
Desde hace unos veinte años, aproximadamente, llevo haciendo excursiones por el mundo rural. Primero en bicicleta de carretera, luego en bici de montaña y también a pie. Percibes el entorno, el paisaje, un territorio que cambia, y que en muchos casos es una traslación de cómo es el ser humano que lo habita o ha vivido. La acción humana sobre el territorio y lo que se genera de esa relación siempre me ha parecido interesante. En esa coyuntura, hubo un momento donde hice un reportaje en el municipio de Llucena para la extinta televisión pública valenciana sobre un reitero que cantaba los bureos de las masías. A posteriori, con él, varias personas fuimos a conocer los caseríos abandonados de ese entorno, su mundo, que a mí personalmente me encanta. Era finales de los años 90 y desde ese momento empecé a ver con otros ojos ese entorno rural y especialmente los lugares despoblados. También tuvo mucha importancia que en 2003 me encargaran un reportaje en Mètode, la revista de divulgación científica de la Universitat de València, sobre pueblos abandonados, donde tuve que hacer un cierto trabajo de investigación.
¿Tienes algún método para descubrir estos lugares abandonados?
La cartografía civil y militar es una buena herramienta. También analizar lo que se ha publicado sobre pueblos abandonados: primero en libros y revistas, después Internet (blogs, Facebook ...), pero lo más importante es tener delante un mapa e imaginar cómo puede ser el lugar que encontrarás. Así hemos hecho muchas de las excursiones. Un montón de cuadraditos rojos (viviendas en los mapas) en un entorno donde no hay comunicaciones o sólo son sendas y pistas, fuertes pendientes y barrancos. Donde hay núcleos de población habitados muy pequeños, quiere decir, casi con toda probabilidad, encontrar un lugar solitario. Interpretando el mapa y con una cierta idea de cómo es el mundo rural y cada área, puedes intuir qué encontrarás cuando vayas. Ha sido apasionante, y lo sigue siendo, porque significa encontrar lugares muy concretos que incluso en Internet o Google Maps no puedes encontrar fotos (sólo en el segundo caso los puedes intuir en vistas aéreas). Tienes una cierta sensación de estar descubriendo algo, no sólo para ti, sino para más personas.
Hasta ahora, has publicado tres libros, has realizado una exposición y administras un blog. ¿Todos estos proyectos tienen una finalidad lúdica o, por el contrario, también intentan que la gente tome conciencia del patrimonio y las raíces que se van perdiendo con el abandono?
Se debe combinar la finalidad lúdica con la divulgativa. Yo nunca me he dedicado profesionalmente a los pueblos abandonados. Han formado parte de mi tiempo libre. Cuando vas de excursión a un pueblo abandonado, también vas a disfrutar del paisaje. Es decir, un entorno que desconoces y donde te podrás recrear con las vistas, los caminos, las sendas, elementos patrimoniales como ermitas, molinos, estructuras de piedra... y toda la obra de la ser humano sobre el territorio. Pero también, como dices, sabes que fotografiarás el lugar y lo mostrarás, y esto contribuirá a crear una cierta conciencia de la necesidad de conservación. En cierta modo, el proyecto es disfrutar de la naturaleza, compartir tiempo y camino con otras personas, y reutilizar las fotos y experiencias para la divulgación. Un buen excursionista debe ser una persona que comparta su tiempo, esfuerzo, vivencias…
En un pueblo abandonado comprendes porque hoy millones de personas emigran buscando una vida mejor
Esforzarse tiene su recompensa: vistas paisajísticas, encontrar cosas que quizá poca gente ha visto, poder fotografiarlas y divulgarlas. También es guardar para el futuro algo que quizás desaparecerá, porque es parte del proceso de cambio y evolución del territorio. Por ejemplo, recientemente he estado en algunos pueblos abandonados que serán sumergidos próximamente, y tenía la sensación de que estaba fotografiando un lugar único, y que esas 300 fotos aproximadamente se convertirán en una especie de futuro testimonio fotográfico. Las habitaciones de las casas, las zapatillas bajo las camas, las camas y cunas, las cocinas, el comedor con mesas y sillas ... desaparecerán con todo lo que esto significa para cada familia y persona, individualmente y también como comunidad.
¿Como sociedad somos conscientes del patrimonio que estamos perdiendo?
Como sociedad no somos conscientes de lo que significa la pérdida de un pueblo abandonado. Patrimonio como un núcleo que se ha formado y conformado a lo largo del tiempo y ahora desaparecerá, pero también como un espacio que tiene elementos significativos desde el punto de vista artístico, o que en sí mismo es una muestra representativa de una forma de entender la relación del ser humano con su entorno. Pero debemos tener en cuenta que cada casa es una propiedad privada, y hay una serie de intereses, algunos muy legítimos, alrededor de estos lugares deshabitados. En cuanto a los usos que se podría dar, o que ya se están dando, hay la gente que pasa o que va a pueblos abandonados a hacer senderismo. También hay personas que buscan una segunda residencia. Otros que quieren llevar a cabo un proyecto de vida en un lugar despoblado. También hay quien busca fenómenos paranormales. O convertir un despoblado en un lugar turístico o educativo. Son muchas, las opciones. De ello intenté hablar en mi último libro, Pobles abandonats de la Península Ibèrica.
¿Qué medidas crees que se deberían tomar para proteger todo este patrimonio?
En los casos que sea necesario, tomar medidas legales, pero en casos muy concretos: conjuntos históricos, edificios, caminos... Debemos tener en cuenta que a estas alturas muchos elementos protegidos no se gestionan correctamente y quizás habría que insistir en ese punto, incorporando más elementos protegidos si realmente tienen un valor. Es imposible proteger todos los lugares deshabitados. En otro orden de cosas, no creo que sea oportuno rehabitar todos o una parte significativa de los pueblos, caseríos o aldeas deshabitadas. Además, debemos pensar que un pueblo abandonado o sus casas tienen propietarios. Pienso que el hecho de que un sitio haya estado habitado en el pasado no quiere decir que necesariamente tenga que volver a estarlo en el presente o futuro. Contrariamente, hace un siglo, cuando el mundo que hoy entendemos en proceso de despoblación estaba habitado, había una fuerte presión sobre el entorno que hoy la sociedad difícilmente entendería. Hoy la montaña, el interior, el mundo rural... tiene otras funciones, complementarias con la ciudad o las áreas de mayor población. Y no es cierto que el mundo rural no tenga vida o potencialidad. Por el contrario, hoy día en él se hacen muchísimas actividades o se pueden hacer: deporte (ciclismo, senderismo, rafting ...), turismo cultural, agricultura, caza, setas... El problema es cómo contabilizar que esto sea rentable para la persona que vive en el mundo rural y para los que sólo acuden a él unas horas a la semana, al mes o al año. Sobre los pueblos abandonados, diría que las condiciones que provocaron su despoblamiento, en muchos casos siguen existiendo, por lo tanto, no encuentro por qué debería variar la situación. Sí hay colectivos que estarían dispuestos a vivir, al menos durante un tiempo, en estos lugares. Si me preguntas mi opinión, creo que si se quiere dar vitalidad al mundo rural, se debería fomentar la vuelta a los lugares del enclaves rurales que tienen viabilidad y no tanto recuperar los pueblos abandonados o lugares que ya han perdido su viabilidad.
¿Cuál es el pueblo abandonado que más te ha impresionado? ¿Dónde te refugiarías?
De pueblos abandonados que me han emocionado hay muchos, y en muchas partes. En el País Valencià destacaría lugares como Jinquer, La Granella, Los Mores y las masías próximas al Barranc de Santa Ana, el Mas d'Escrig... También Las Dueñas (Teruel), Otal (Huesca) o Sant Romà de Tavèrnoles, Montesqui, Aramunt Vell y Erillcastell (en Lleida). Muy bonitos, también, me han parecido Vea, Acrijos y Peñalcázar (Soria) o Las Ruedas de Enciso (La Rioja), entre muchos otros. Llegar a alguno de estos sitios ha sido una proeza y te traslada en el tiempo a otra época, en medio de un silencio con nombre y apellidos y una avalancha de olvido. Es como si estuvieras en una atalaya que otra persona, en otra época, pisó mientras volvía a su casa caminando por esas calles y esperanzas.
No somos conscientes de lo que significa la pérdida de un pueblo abandonado
Por otra parte, también tengo que decir que en estos lugares se sienten muchas emociones, pero yo nunca viviría en un pueblo abandonado. Estoy muy a gusto en un entorno urbano o semiurbano donde puedo ir a la mayoría de lugares sin la dependencia del vehículo, y donde puedo relacionarme e interactuar con otras personas. Obviamente, esto, en un pueblo abandonado o en un núcleo de población con pocos vecinos sería imposible. Si me preguntas donde volvería de excursión, diría los lugares que ya he comentado u otros como La Estrella, Moya o Santa María de Cameros. Casi todos están en el último libro que he publicado este pasado mes de noviembre, Pobles abandonats de la Península Ibèrica.
Personalmente, ¿qué te ha aportado el descubrimiento de todos estos lugares?
Muchas cosas. Ir a un pueblo abandonado y figurarte cómo vivía la gente allí es comprender que cualquier tiempo pasado no fue mejor. En un pueblo abandonado comprendes por qué hoy millones de personas emigran buscando una vida mejor. Y te pones en su lugar. Un pueblo abandonado es paisaje, silencio, belleza, ver cómo la naturaleza vuelve a ocupar lo que un día fue suyo. También te hace más consciente de tu existencia. De nosotros mismos como personas, como sociedad y como comunidad. De que el tiempo desmonta vidas y esperanzas, pueblos y caminos. Que cada momento y cada experiencia caminando para llegar a estos lugares y estando allí es única e irrepetible. Recuerdo prácticamente todas las excursiones que he hecho. Disfrutarlas es revivir lo que has compartido y pensar lo que te queda por vivir, entre el silencio de días de mistral y tramontana, niebla o nieve. Por eso me gusta compartir la experiencia con más gente en presentaciones y charlas. Muchas personas me han dicho que se han hecho el ánimo y han ido a lugares como Jinquer, La Granell, Las Dueñas, Ainielle... y les ha encantado como lugar, pero también por las sensaciones del camino y de estar allí. Creo que conocer estos lugares también nos hace más personas y ciudadanos. Como periodista, es una enorme satisfacción poder compartir lo que he vivido, e invito a cualquier persona a que haga el mismo camino: desde buscar una referencia en internet, buscar en el mapa, y montarse su propia experiencia. Caminando se hace amistad, se ama, se vive, se piensa, se reflexiona. En una atalaya o un acantilado disfrutas de la vista y del tiempo. Hacer unos libros como los que he hecho y conocer gente que vivía allí me ha permitido entender mejor que muchas veces tendemos a idealizar el pasado y masacrar el presente. También te das cuenta hasta qué punto el arraigo es un sentimiento universal. Al igual que yo puedo pensar que la Horta de Valància es mi paisaje próximo, y forma parte de mi patria más íntima, con los momentos que recuerdo de cuando era pequeño; hay personas que, a pesar de estar viviendo en otro lugar, tienen en el corazón y sueñan con otros espacios o pueblos, incluso que ya han desaparecido, porque son su pueblo. Caminar por praderas infinitas, casi escalar por caminos empedrados, ver el ciclo de la naturaleza a la vez que intuyes una presencia humana, oler el rocío e intuir la serena o el amanecer son experiencias únicas. Mirar desde el umbral y ver el interior de un lugar abandonado hace 50 años, siendo consciente de que tal vez seas el último que lo haga antes de que la casa se caiga, también es una experiencia.
Más allá de periodista eres poeta, imagino que estos parajes habrán inspirado tu obra literaria
Sí, claro. De todas formas, escribir de pueblos abandonados queda lejos de lo que es redactar noticias y reportajes. Respecto de los poemarios, uno de ellos, La Tramuntana fugaç, es la vida de un campesino que termina viviendo solo, enloquece y muere. El poemario son sus reflexiones. Es un libro al estilo de la obra maestra literaria de referencia sobre esta temática: La lluvia amarilla, de Julio Llamazares. Otros poemarios como Camí de camins, El solc de la sénia o Els llavis de la mort, premiados en diversos certámenes, porque antes me presentaba a concursos literarios, también hacen múltiples referencias a la vida en las masías o zonas rurales y la relación con el paso del tiempo y la naturaleza. Realmente te das cuenta que el silencio es una metáfora de nuestra vida, o más exactamente de la infinitud anterior y posterior a ella. En cierta medida, cuando caminas hacia estos pueblos abandonados, o estás en ellos, tienes la sensación de que ya eras parte del espacio, de la naturaleza, de esa solana donde estás, y que volverá al día siguiente, cuando tú ya no puede pisarla, de ese mistral que ahora te sacude, y que mañana soplará de nuevo, o de esa una puesta de sol que volverá a embellecer con tonos ocres y rojos el horizonte, para las personas del mañana como lo hizo para las personas que vivieron en el pasado. Allí, en descubres, más que nunca, que eres parte de la naturaleza y del silencio, presente e historia.
Tu último proyecto, “Pobles abandonats de la Península Ibèrica”, traspasa los límites del País Valencià. ¿A pesar de las distancias geográficas hay algún rasgo común en el despoblamiento?
Claro, el éxodo rural es un fenómeno global. No está acotado a València, ni España, ni Europa. Es un fenómeno de todos los tiempos, y en todas las sociedades. Mira la China. Desde hace unos años hay una importante concentración de la población en los núcleos más importantes, y un éxodo del campo a la ciudad similar a lo que ocurrió aquí los años 60. Lo mismo en la India. La gente siempre ha querido mejorar sus condiciones de vida, ir donde intuía que viviría mejor. Ese sentimiento hoy es tan vigente como hace 50 años. Pienso por ejemplo la cantidad de jóvenes con muy buena formación que aspiran a un nivel de vida y un trabajo digno y emigran. No es una mentalidad tan diferente de la de aquellos jóvenes que, impulsados por sus padres, o toda la familia junta, dejaron sus casas en espacios como las zonas más deprimidas del Sistema Ibérico, el Prepirineo, amplias zonas de la Meseta... Todos y todas, en cierta medida, somos emigrantes. Emigrantes han sido nuestros antepasados, o podemos serlo nosotros en cualquier momento. Y el libro, este último pero también los anteriores, muestra una parte del impacto de ese fenómeno sobre el territorio. También tenemos otros éxodos igualmente forzados por el llamado interés general: construcción de embalses. Y las catástrofes (terremotos, inundaciones, pantanadas, aguaceros y diluvios...) que también han hecho desaparecer pueblos y núcleos a lo largo del tiempo.
Porque, históricamente, ¿cuándo se inició este proceso de despoblamiento y cuál fue su momento culminante?
El éxodo rural, en el caso de la Península Ibérica, se produce en dos grandes momentos. El primero fue durante el siglo XIX hasta la Guerra Civil. Y el segundo gran éxodo, el más importante y reciente, durante el franquismo, especialmente hacia la mitad y el final. En medio, la posguerra detuvo un poco el proceso de emigración. El momento de máxima ocupación del mundo rural, al menos en número de habitantes, se da hacia los años 1900-1910, cuando ya había éxodo. La emigración fue muy significativa hacia las ciudades o grandes núcleos de población, y al mismo tiempo, dentro del mundo rural, hubo una concentración de la población que quedó en los núcleos más grandes o con más y mejores servicios. El crecimiento de las ciudades viene producido no sólo por una reducción de la mortalidad y un aumento de la natalidad, sino también por ese desplazamiento de población. Madrid, Barcelona, València, Zaragoza, Bilbao y los núcleos próximos a ellas... crecen en número de habitantes de forma muy significativa en pocas décadas, a pesar de ser un proceso continuado durante siglos. Ahora se da el fenómeno contrario. Las grandes ciudades cada vez se expanden más, como una especie de mancha de aceite donde se unen a pueblos y ciudades cercanas y forman áreas metropolitanas. Hay un continuo de población, dividido en uno o varios municipios, con núcleos históricos y sus ensanches, polígonos, zonas verdes, chalets, nuevas áreas residenciales... Algo que va ligado a una mejor percepción de la vida en los pueblos, una mejora en los servicios y las comunicaciones, y también un abaratamiento del precio de la vivienda a medida que te alejas del centro de esa área.
Mientras que “Pobles Abandonats. Els paisatges de l’oblit”, tu primer libro, fue publicado por el Consell Valencià de Cultura de la Generalitat Valenciana, tus posteriores libros y sus reediciones los has impulsado a través de Verkami. ¿Cómo descubriste la plataforma y por qué apostar por la autoedición?
Descubrí Verkami mediante otro creador, aunque él trabajaba con otra plataforma. Me informé y así conocí Verkami. He apostado por la autoedición porque creo que es el futuro. Aunque a estas alturas yo también soy editor. Pero nadie mejor que uno mismo gestionará mejor lo que hace. Asimismo, reducir el número de personas en el proceso de producción del libro me ha permitido abaratar el precio de una forma notable. Mucha gente no comprende que los dos libros que he publicado gracias a las campañas de Verkami, Pobles valencians abandonats y Pobles abandonats de la Península Ibèrica se vendan al precio que se venden. Esto es posible porque yo entiendo que el objetivo final es que el libro llegue al máximo número posible de personas. Si me cuesta menos de producir, lo hago como quiero en cuanto al formato, contenido y distribución; no cobro sueldo para escribirlo, reutilizo materiales de excursiones que ya he hecho... Realmente lo haces porque te gusta. Diría que los beneficios que se puedan sacar del libro son para financiar la gasolina y la vivienda de tantos viajes y excursiones a lo largo del tiempo. Y las que vendrán en el futuro, porque esto no se ha acabado con un libro o dos. Quizás cuando termine el libro (los ejemplares impresos), al igual estoy una temporada larga sin sacar otro, pero lo que no dejo de hacer es ir de excursión para conocer lugares, que es el verdadero motivo que me mueve. El libro es una consecuencia de haber ido de excursión a los pueblos abandonados y querer compartir la experiencia.
¿Qué herramientas aporta Verkami a un creador como tú?
Muchas. Por ejemplo, si no hubiera sido por las campañas de Verkami no habría hecho mis libros. Me dedico al periodismo, no a los pueblos abandonados. Imprimir un libro es un coste económico significativo, y sin la ayuda que aportan los y las mecenas, habría significado una inversión demasiado elevada y un riesgo innecesario. Para continuar haciendo excursiones no necesito sacar dos libros. Por eso quiero dar las gracias a los más de 600 mecenas que he tenido en este tiempo, que han apoyado un producto para conocer mejor el entorno próximo, escrito en valenciano, y que, por los comentarios que he recibido, ha servido de guía para muchas excursiones. Me siento satisfecho. También por el tratamiento dado por los amigos y amigas de Verkami, que ha sido magnífico, y me han ayudado en todas las dudas que he tenido y me han hecho recomendaciones muy buenas que incorporaré a otros proyectos futuros. Asimismo, en Verkami han sido flexibles y han podido adaptarse a mi ritmo de trabajo, tal vez muy influido por mi profesión y lo que conlleva: la rapidez, la actualidad y el trabajo hecho en muy poco tiempo.
¿Eres consciente de que, con seis campañas, eres el creador que más proyectos ha puesto en marcha a través de Verkami?
No era consciente. Las campañas se han hecho para publicar un libro, mejorar la idea inicialmente prevista, y después reimprimir ese trabajo, así como hacer un nuevo libro y mejorar nuevamente la idea inicial. Tengo que decir que poder haber tenido los recursos y la publicidad facilitada por estas campañas (aún me sigue escribiendo gente que lee las páginas referidas a Verkami del anterior libro) es trabajar sobre seguro. Además, yo no puedo concebir hacer esperar a mis proveedores para pagarlos, cuando sé que han tenido que adaptarse a mi ritmo (rapidez en el trabajo, muchas revisiones...). Por ello, sólo terminar su parte (impresión del libro, maquetación, impresión de calendarios...) los he pagado el mismo día de terminar o en los inmediatamente posteriores. El sistema de crowdfunding con una empresa responsable me ha garantizado disponer de los fondos rápidamente. Creo que esto es importante, como digo, no concibo hacer esperar tres o seis meses las personas que han trabajado para el libro para pagarlos, porque Verkami no te paga a los seis meses de terminar la campaña. Es una cuestión de ponerte en la piel del otro. En otro orden de cosas, hacer el libro y los trabajos asociados (imprimirlo, maquetarlo, los calendarios de bolsillo...) es una actividad económica a pequeña escala que crea riqueza, paga impuestos, dinamiza la actividad cultural en un ámbito... Por ejemplo, del primer libro, Pobles valencians abandonats, imprimí cerca de 3.000 ejemplares y se vendieron en 9 meses.
Además, todos los proyectos que has impulsado han tenido éxito. ¿Cuál crees que ha sido la clave?
Creo que hay tres o cuatro claves significativas. Nunca como ahora el paisaje, territorio, medio ambiente y mundo rural habían estado tan de moda. En segundo lugar, los pueblos abandonados son un hecho público que ha salido en los medios de comunicación: expropiaciones para hacer pantanos (Riaño, Prepirineo, aquí, en Valencia, Domeño, Loriguilla, Tous …), últimos habitantes en algunos lugares (Estall, Aragón; Estrella, Teruel; el último de Domeño...); es un factor que apela a la conciencia colectiva: son pueblos valencianos o de la Península Ibérica y como pueblos que en muchos casos desaparecerán, son lugares que pertenecen al acerbo colectivo. Son las vivencias, emociones, sentimientos, de personas que han vivido, y que se han emocionado cuando te envían las fotos de su pueblo, donde salían ellos mismos de pequeños, en un lugar que ya no existe, está sumergido o derribado. También, periodísticamente, es algo curioso, diferente, del que todo el mundo había oído hablar pero con poca bibliografía. En tercer lugar, ha ido bien porque el libro es un producto barato, y se ha vendido todo en presentaciones o por correo postal. Que por 30 euros te llegue a casa un paquete con tres ejemplares de un libro bien editado, en color y que es un buen regalo para Navidad, ha funcionado y funciona muy bien, tanto con el anterior libro como con éste.
Si no hubiera sido por las campañas de Verkami no habría hecho mis libros
Respecto de las presentaciones, yo no he cobrado por hacerlas, y el boca a boca ha funcionado. Un acto que no dejaba de ser un evento cultural en un pueblo o ciudad, organizado por un colectivo con un cierto interés por el entorno y el medio próximo, y terminaba siendo una charla, una pequeña fiesta. Y pienso que además de barato, el libro es atractivo: la sociedad, globalmente, cada vez lee menos, o al menos más dispersamente, lo que provoca que propuestas muy visuales, como los libros que yo he lanzado, lleguen más fácilmente. Y en cuarto lugar, me parece importante destacar como clave del éxito que vivimos en un mundo cada vez más tecnológico, en el que desde tu casa puedes conocer o enterarte de casi todo. Y así ha sido: mucha gente ha conocido el libro por internet. También me gustaría agradecer a las asociaciones y entidades con las que he compartido el tiempo: han sido actos muy bonitos. He podido conocer gente realmente preocupada por su entorno, por el patrimonio, por la naturaleza. Recuerdo especialmente presentaciones como la de Tavernes de la Valldigna con el Centre Excursionista; Vila-real, con dos asociaciones del pueblo. En Alboraia, Catarroja y en Borriana, con la Escola d'Adults. En la Universitat d'Alacant y en la Politècnica de València, con gente también interesada en la propuesta. En Carpesa, el Campello, Serra, Meliana, Genovés, l'Alcora, Ares del Maestrat, Xàbia, Almàssera, Ontinyent, Patacona, Quatretonda, Gavarda, Canals, Massamagrell, Rocafort, Vinalesa, Bellreguard... donde he encontrado también mucha gente dispuesta a escuchar. Y también tengo que agradecer la acogida de muchos municipios castellanohablantes del País Valencià donde presentar un libro en valenciano no ha sido ningún problema: Tous, Siete Aguas, Yátova, Godelleta, Alpuente, Aras de los Olmos, Alcublas o Chelva. Y especialmente Castillo de Villamalefa, donde pasamos un día muy bonito, en buena compañía, en un espacio que en otras circunstancias he visitado decenas de veces, para hacer excursiones. En muchas de estas presentaciones, he podido conocer personas, algunas de las cuales han revivido parte de su vida con lágrimas en los ojos, hablando de su pueblo, que ahora está sumergido, destruido o convertido en un montón de ruinas.
¿Hay algún proyecto nuevo en el que ya estés trabajando? ¿Seguirás impulsando tus proyectos de futuro a través de Verkami?
De momento lo que voy a hacer es gestionar este proyecto, que supongo que me ocupará algunos meses. Imprimir alrededor de 2.000 ejemplares implica tener que vender, y en eso estamos. Además, he de compatibilizar este hecho con mi trabajo diario. De cara al futuro quiero descansar un poco, porque esta experiencia es agotadora. Además, como he dicho, todos los meses hay decenas de personas que se interesan por el libro anterior, Pobles valencians abandonats, y por si lo voy a reeditar. Aparte del coste económico, no tengo tiempo material. Me gustaría que algún editor apareciera con una propuesta y dijera que se hace cargo. Pero ni ha sido así, ni yo he buscado a nadie, por lo que, de momento, ese libro se queda sin reeditar. Remito a la gente a las bibliotecas públicas, donde está. Yo quiero trabajar en nuevos proyectos, y no puedo pararme en aquel editando de nuevo. Tengo en mente, desde hace ya varios años, un libro que tengo que hacer sobre el mundo que a mí me es más cercano: L’Horta de València. Un paisaje único, que es el paisaje donde vivo, de mi infancia, de mi presente, y espero que mi futuro. Un lugar que ha dado pie a tópicos, ideas, imágenes... Y que hoy se ha convertido en un símbolo de identidad de una ciudad y un área metropolitana de más de millón y medio de personas. L’Horta es un patrimonio rural riquísimo, formado por acequias, barracas, alquerías, caminos, molinos, ermitas... Si algún día mi tiempo me lo permite, quisiera hacer ese libro. Sobre l’Horta de València se ha publicado muchísimo, y hay propuestas muy buenas. Para hacer el modelo de libro que yo quisiera necesitaría bastante tiempo. Se trataría de presentar en ese espacio tan reducido 40 o 50 rutas, a no más de cuatro o cinco kilómetros en línea recta del centro de la ciudad de València, en el punto más lejano, que es la dimensión que yo le doy a la Horta histórica de València que reivindico. Pero poder hacer ese trabajo, aunque ya tengo mucha información e imágenes, ahora mismo es una utopía. Esperaremos.
+ Info
Blog Pobles Abandonats
Facebook.com/Pobles Valencians Abandonats
Proyectos Verkami de Agustí Hernàndez:
-Libro 'Pueblos abandonados de la Península Ibérica'
-Mejoremos la edición del libro 'Pueblos abandonados de la Península Ibérica'
-Libro 'Pueblos valencianos abandonados. La memoria del silencio'
-Mejoremos la edición del libro 'Pueblos valencianos abandonados. La memoria del silencio'
-Reimpresión del libro 'Pueblos valencianos abandonados. La memoria del silencio'
-Segunda Reimpresión de 'Pueblos valencianos abandonados. La memoria del silencio'
9 comentarios
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Araceli Jimenez Jimenez
Lei con detenimiento e interes este Blob. Comprendo lo que es el desarraigo a veces triste pero con coraje para buscar otros rumbos cuando el progreso no llega. En el año 59 deje a mi Pueblo VALDEMORO, San Pedro Manrique, Soria y emigre a Argentina con toda mi familia. Aqui nos cobijaron y la union y el trabajo nos hizo salir adelante. Como digo en mi Libro publicado en el 2015, "Habia que tener agallas..." Pero añoro y recuerdo a mi pueblo todos los dias de mi vida, recuerdos de una infancia pura y llena de sueños que nunca olvidare. Gracias y bendiciones para todos los españoles.
Daniel Belloso
Estic molt agreit al Sr. Agusti Hernàndez per permetre publicar l'article hon ficarem els versos extrets del llibre " POBLES ABANDONATS " gràcies de nou, espero que no sigui l'última col-laboració, i que os agradi l'article ficat al butlleti de l'Ateneu Cultural Catalònia de la ciutat de l'Hospitalet, ja trobaré la forma de fer-lo arribar.
DANIEL BELLOSO.
Agustí Hernàndez
Per si a algú li interessa, actualment hi ha en marxa un micromecenatge en Verkami, que és el que fa nou, per a publicar un nou llibre, 'Paisatges i pobles abandonats', este mes de setembre del 2015. El llibre estarà escrit en valencià, com els anteriors, i podeu informar-vos sobre ell o fer-vos mecenes en estos enllaços:
http://www.verkami.com/locale/es/projects/12789-millorem-l-edicio-del-llibre-de-poemes-paisatges-i-pobles-abandonats
http://www.elspoblesvalenciansabandonats.blogspot.com.es/2015/07/el-paisatge-poetic-dels-pobles_15.html
Amb esta campanya de micromecenatge també es poden aconseguir els anteriors dos llibres: 'Pobles valencians abandonats' i 'Pobles abandonats de la Península Ibèrica'
Por si a alguien le interesa, actualmente hay en marcha en Verkami un micromecenazgo, el noveno, para publicar un nuevo libro, 'Paisatges i pobles abandonats', este mes de septiembre del 2015. El libro estará escrito, como los anteriores, en valenciano, y os podéis informar sobre él o ser mecenas en los siguientes enlaces:
http://www.verkami.com/locale/es/projects/12789-millorem-l-edicio-del-llibre-de-poemes-paisatges-i-pobles-abandonats
http://www.elspoblesvalenciansabandonats.blogspot.com.es/2015/07/el-paisatge-poetic-dels-pobles_15.html
Con esta campaña de micromecenazgo también se pueden conseguir los dos libros anteriores: 'Pobles valencians abandonats' y 'Pobles abandonats de la Península Ibèrica'
Agustí Hernàndez
Hola Daniel,
endavant amb la vostra publicació. Clar que podeu agafar sense cap problema els continguts que necessiteu. Agraït pel vostre interés.
Agustí Hernàndez
DANIEL BELLOSO
Hace 18 dias que solicite permiso para poder publicar un articulo en el boletin trimestral del Ateneu Cultural Catalònia de la ciudad de L'Hospitalet, lamentablemente, imagino que por motivo de las vaciones habrá algun impedimento para poder conectar con el Sr. Agusti Hernandez para solicitar el permiso. espero que se pueda dolucionar pronto, nuestro boletin saldrá a primeros de octubre y tenemos todo el mes de septiembre para montar e imprimir el boletin, gracias anticipadas.
Jonàs Sala
Verkami
Hola Daniel! Te hemos puesto en contacto con el autor para poder hablar de la colaboración.
Saludos!!
DANIEL BELLOSO
Estoy siguiendo a través de twiter todos los comentarios respecto del libro " Pobles abandonats ", me encanta, me estimula, me identifica con la tierra, yo que soy un urbanita, estoy enganchado a éstos reportajes. Solicito permiso del sr. Agusti Hernàndez para publicar algunos versos en el Boletin de nuestro Ateneo Cultural Catalònia de la ciudad de l'Hospitalet, que publicamos trimestralmente, agradeceria contestación y confirmación del permiso para que pudiera publicarlos. Gracias anticipadas, y felicidades por ese trabajo de campo tan exaustivo, como dice el Sr. Zamudio siento envidia de su dedicación a la tierra. DANIEL BELLOSO.
Juan Zamudio Vargas
Me da envidia de lo que haces y adonde lo haces.Comparto tus vivencias, sera por que me crie en el campo.No se expresar lo que siento cuando veo un pueblo abandonado. Despues de años dudando la semana pasada marche cuatro dias repasando pueblos y campos de Lleida. Difrute y sufri viedo pueblos y lugares abandonados. Creo y pienso cuanto podria ser a probechado, restaurado, reciclado, orecuperado. Mi a poyo a lo que haces
Neus
Me ha gustado mucho la manera poética de expresarse y me he identificado completamente en los sentimientos que producen en uno mismo la contemplación de un paisaje desde un lugar solitario donde el silencio se expresa en el pensamiento y el alma.
Muy acertado retener tanta vida emigrada, tantos sueños y pasos olvidados, tantos recuerdos en el paisaje. Me gusta.