La Iglesia Skate
Okuda San Miguel es, sin lugar a dudas, uno de nuestros artistas más internacionales. Con más de 2000 intervenciones artísticas de diferente tipo y formato en cinco de los seis continentes, la relevancia mundial de este artista cántabro crece día a día.
El arte de Okuda puede ser abstracto pero también icónico, plagado de referentes culturales y sociales, que viene con la etiqueta de surrealismo pop. Con las raíces clavadas en el graffiti, sus explosiones de color en formas geométricas sobre cuerpos grises y formas orgánicas marcan un estilo personal que nos lleva a meditar sobre las contradicciones que nos asaltan en el día a día.
Hace años, en un pequeño rincón de ese gran mundo, concretamente en Llanera (Asturias), dedicado primordialmente al pasto y la ganadería, surgió una curiosa y valiente iniciativa: convertir un antiguo templo, construido en 1912 y en desuso tras los años 60, en un skate-park que salvaguardara de las inclemencias de la climatología asturiana a todos los amantes de esta práctica deportiva transformada en forma de vida.
De ello se encargó el colectivo Church Brigade, que bautizó el templo como Iglesia Skate: "se nos ocurrió a un grupo de amigos montar una pequeña rampa en el interior ya que en Asturias llueve tanto y no disponemos de sitios cubiertos donde patinar”. Dicho y hecho, el lugar se convirtió en un centro (privado, pero al que se accede mediante invitación) de peregrinaje para cualquier con una tabla bajo el brazo.
La unión de dos mundos (ElDiario.es)
Fue en diciembre de 2014 cuando, a través de un amigo común, Okuda conoció la historia de la Iglesia Skate. El flechazo fue inmediato, y la “iluminación” (ese proceso a través del cual un artista visualiza su próximo destino) llegó justo después: llenar de color el interior del templo, incluyendo bóvedas y vidrieras, para transformarlo en un centro cultural de referencia.
Puestas de acuerdo las partes, nace Kaos Temple.
No puede haber Capilla Sixtina sin su Miguel Ángel (Lamono)
Para Okuda, Kaos Temple supone el hito más importante de su carrera hasta la fecha: “De hecho, va a ser mi catarsis final”. La historia del arte clásico está plagada de artistas que han llenado de arte el interior de las iglesias, siendo este su soporte más importante durante siglos. “Justo eso es lo que más me atrae, realizar una obra contemporánea sobre un soporte tan clásico”.
La oportunidad de recuperar esta tradición en pleno siglo XXI era demasiado golosa para como para dejarla escapar. No obstante, para llevar a cabo dicho plan hacía falta dinero. Y es en este punto cuando un proyecto como Kaos Temple se sobredimensiona, alcanzando nuevas cotas.
Porque mecenas siempre los ha habido, pero por norma el campo del mecenazgo ha estado acotado a lo largo de la historia a un reducido grupo de pudientes. Sin embargo, hoy en día, y gracias a plataformas como Verkami, la posibilidad de participar en un proyecto transformador como este, está al alcance de cualquiera.
Por supuesto, siguen existiendo filántropos con la cuenta bancaria saneada que realizan grandes aportaciones a favor de la ciencia, el medio ambiente o incluso el arte. Pero este tipo de iniciativas suelen tener mucho de culpa interior: como me he hecho rico gracias a vosotros, os devuelvo parte de lo obtenido.
Aquí de lo que hablamos es de micromecenazgo, a través del cual las clases medias también pueden poner su granito de arena en iniciativas de todo tipo gracias a las nuevas tecnologías (sin ellas la cosa se complicaría mucho) y sin sentimiento de culpa asociado. Algo que todo un Secretario de Estado en nuestro país ha llegado a catalogar como “una auténtica revolución social”.
Este micromecenazgo ha encontrado, además, un enorme caladero en el mundo del arte, donde los antiguos intermediarios bien han quedado obsoletos o se han visto sustituidos por otros actores más cercanos: los propios artistas.
Una intervención en un tipo de edificación que ha servido de lienzo durante toda la historia del arte y que adquirirá nuevos significados a través del lenguaje de Okuda y la más pura actitud DIY del mundo del skate” (Montana Blog)
Es aquí donde entra en juego la figura del nuevo mecenas, de aquel que desde el sillón de su casa puede aportar su granito de arena en procesos que posibilitan en la otra esquina del planeta. En concreto, Kaos Temple que apela a los amantes del arte y del skate; pero, si ampliamos el campo de batalla, se trata también de una idea como mínimo atractiva a ojos de cualquier amante de la libertad, del DIY, de las cosas hechas desde lo local hacia lo global.
Porque una vez finalizada la intervención, la Iglesia Skate se convertirá en “el templo de todos los que creen en si mismos”, en palabras del propio Okuda. Y en él se sentirán representados todos aquellos que sientan la necesidad de participar en la transformación no solo de un lugar concreto, sino de la historia el arte en su sentido más amplio.
Okuda ha venido a rizar el rizo y a reinterpretar el espacio como lugar de reunión, de gozo artístico, de experiencias místicas y, en definitiva, de culto (Fantastic Plastic Mag)
Campaña
Kaos Temple by Okuda
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