Una ciudad comestible para la era post-petróleo
Explica Pilar Sampietro, una de las impulsoras de esta aventura (el resto del equipo lo completan: Ignacio Somovilla, Jabier Herreros y Jorge Bayo) que son muchos los conceptos que les han llevado a crear el libro La ciudad comestible, iniciativa materializada con una exitosa campaña en Verkami. "Teníamos la necesidad de mostrar que en las ciudades empezamos a darnos cuenta de la falta de conexión natural y como entre las pequeñas comunidades ponemos solución a esta carencia". Para Pilar y sus compañeros, su iniciativa está estrechamente interrelacionada con los nuevos modos de vida conectados a la resiliencia, a los pueblos y ciudades en transición, a la vida orgánica, a las migraciones climáticas, la horticultura urbana y una nueva manera de entender los parques para los niños y niñas y para el disfrute urbano convirtiéndolos en jardines comestibles. "Se trata de la vida post-petróleo que tenemos que empezar a diseñar".
Texto: Oriol Rodríguez
La ciudad comestible tiene su origen en un libro anterior, El jardín escondido.
Sí, es cierto, fruto de los reportajes que Ignacio Somovilla y yo hicimos en nuestros programas de radio y que mostramos en El jardín Escondido, nos dimos cuenta que las experiencias de huertos urbanos en la ciudad eran algo más que un pasar rato haciendo crecer tomateras y calabacines. Así descubrimos que estas prácticas perseguían maneras de hacer y de vivir que habíamos olvidado debido a nuestra vida entre el asfalto. En comunidad ahora empezamos a entender de nuevo por qué seguimos necesitando recolectar, sembrar, regar o incluso hacer la siesta bajo un árbol en ciudad.
¿Más allá de El Jardín Escondido, hay otros libros que os hayan inspirado e influenciado?
Hay unos cuantos que ya han ido en esa dirección y que tenemos como referencia abriendo camino. El libro La Plaza del Azufaifo de Isabel Núñez (Editorial Melusina) es para nosotros el referente a seguir. La escritora, que murió hace poco, es protagonista de uno de los capítulos de nuestro libro, en el que narramos su experiencia para salvar el azufaifo de su calle. Pero también son muy importantes para nosotros La ciudad jubilada" de Pau Faus y Elogio del huerto urbano de Albert Vidal y Vanesa Prades.
"Nos une una misma necesidad de conexión natural y urbana"
Es un libro atípico por su multidisciplinaridad, encontrando desde escritura a pintura o fotografía.
A los cuatro autores y autora del libro nos une una misma necesidad de conexión natural y urbana y la mostramos desde la perspectiva común. Así por ejemplo Jabier y yo nos encargamos de los textos, de los escritos. Jorge es un gran artista y acuarelista, él lo plasma aportando las imágenes ilustradas. Al igual que Ignacio con sus fotografías. Por eso hemos creado el libro como una obra coral.
También es importante el formato que le habéis dado al libro.
Si, nos gusta mucho la parte visual, que el libro se pueda disfrutar entrando por los ojos. En este sentido ha sido muy importante el trabajo de Dandelin Graphics. Después, ordenando el material, pensamos en distribuir los capítulos por meses, tal y como hicimos en el libro anterior y darles una acción concreta: enero es recolectar, febrero es desgajar, marzo es florecer... Esta vez cada capítulo tiene también una receta inventada por Jabier sobre la base de lo que podemos encontrar en ciudad recolectando del entorno próximo.
¿Quién ha participado de la creación del libro?
Aparte de nosotros los autores y de la parte gráfica de Dandelin que ya hemos mencionado, la base principal ha sido el editor Gabriel Bravo de Editorial Morsa. Sin su huella y su guía, como buen jardinero de libros que es, ahora no podríamos tenerlo entre nuestras manos. Él sabe los tiempos que se le debe dar a todo el proceso para que llegue a buen término y él nos animó también a hacer un Verkami para conseguir financiarlo.
Ya impulsasteis vuestro libro El jardín escondido con una campaña de micromecenazgo.
Sí, pero esta vez ha sido muy diferente, porque hemos sido los autores directamente, con la guía editorial siempre presente, las que nos hemos encargado de llevar adelante la campaña.
¿Cómo diseñasteis la campaña?
Paso a paso y gracias a las recomendaciones que la propia plataforma de Verkami nos ofrece. Si no hubiera sido por sus consejos tampoco estaríamos aquí, nos facilitó mucho todo el trabajo complicado que se nos venía encima y que no sabíamos cómo gestionar.
"En comunidad empezamos a entender de nuevo por qué seguimos necesitando recolectar, sembrar, regar o incluso hacer la siesta bajo un árbol en ciudad"
¿Cómo vivisteis los 40 días?
Con muchos nervios y vertidas totalmente a hacer visible nuestra propuesta para que el máximo de personas la conocieran. Insistiendo mucho en redes, no parando de llamar a todas las puertas posibles y demostrando que un libro de este tipo era muy necesario para abrir vía a una cuestión que cada vez nos preocupa más: Habitar las ciudades incorporando el entorno natural que hemos ido eliminando en su construcción. La paciencia y no desfallecer en recordar que estábamos ahí, que abríamos las puertas de manera temporal y que eran aquellos 40 días o no habría otra posibilidad de financiar el proyecto creo que fueron las claves del éxito.
Y con los mecenas, ¿cómo fue la relación?
Muy intensa, muy de piel de gallina en muchas ocasiones. Gente que no te esperabas encontrar y que te respondía de manera muy generosa y la complicidad amiga que aún ahora no para.
Más allá del libro, ¿qué recompensas ofrecisteis?
La generosidad de Jorge Bayo propició que pudiéramos regalar originales de las acuarelas para las aportaciones más importantes. También ha sido un placer dedicarnos a recoger semillas de capuchina, crear bombas de semillas nendo-dango para regalar a los mecenas. Y diseñar diferentes rutas guiadas por Ignacio Somovilla descubriendo rincones de la ciudad en esta conexión con la naturaleza está allí de muchas y diferentes maneras.
¿Aventuras como la vuestra solo se pueden hacer realidad a través del micromecenazgo?
Sin el micromecenazgo no habría sido posible. Desgraciadamente hemos comprobado cómo las grandes editoriales, las únicas que se pueden permitir el lanzamiento de un libro de estas características, no encuentran rentables ediciones como ésta. Esto hace que buena parte de los libros que editen sean autopromociones sin casi ningún contenido o traducciones de libros ya editados en otros países como Francia o Inglaterra o Estados Unidos, pioneros en temas de este tipo. Es muy triste que esto esté pasando. Los libros que realmente vale la pena leer, escritos por personas de nuestro alrededor, con gran calidad, sólo encuentran respuesta en editores arriesgados y sensibles como en nuestro caso y Editorial Morsa. La experiencia ha sido, sobre todo, una gran lección de humanidad. La fiesta de entrega de los libros a los mecenas fue mágica, un cumpleaños colectivo para celebrar la vida y entender la fuerza que muchas personas juntas somos capaces de hacer. Gente que se nos ofrecía para cantar, otros para ayudarnos a montar e instalar todo, por cedernos el espacio... es muy gratificante.
¿Qué consejo darías a aquellos que como vosotros quieren impulsar su proyecto a través del micromecenazgo?
Mostrad desde la transparencia y con toda sencillez porque lo más importante para vosotros es que el proyecto se haga realidad, y no desfallezcáis pensando que nadie le hará caso. Si realmente lo hace con el corazón y con huella saldrá adelante porque lo vale.
"La fiesta de entrega de los libros a los mecenas fue mágica"
¿Qué es lo que más le ha gustado de toda la experiencia? Y... ¿lo que menos?
Tienes que dedicarle tantas y tantas horas que pierdes la cuenta del esfuerzo puesto, pero lo que recibes es tan directo y gratificante que compensa muchísimo.
Y ahora qué.
Algo nos ha quedado claro, y lo dicen también los editores y libreros que realmente tienen oficio: los libros se venden uno a uno, lector a lector, persona a persona. La relación que estableces a partir de ahí con la gente que ha comprado y leído tu libro es tan especial que inevitablemente nacen nuevos proyectos, nuevas energías y ganas de hacer un montón de proyectos más. De momento abriremos un blog para mantener informado a todo el mundo de la evolución de nuestro trabajo y del camino que hace el libro con las experiencias de ciudad y naturaleza cada vez más recuperada. Pronto más noticias.
3 comentarios
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Raúl de Lucas
Los huertos urbanos son fantásticos, no solo sirven para abastecer de alimentos a la población sino que además cumplen una función excelente aprovechando todo el dióxido de carbono que emiten coches y calefacciones, sirviendo de purificadores naturales del contaminado aire de las ciudades.
Aquí creo que hablan de todo estos temas de la alimentación antecedentes.org
Jonàs Sala
Verkami
Bon dia Anna! Pots contactar amb l'autora a través de les seves xarxes socials o escriu-nos i t'hi podem posar en contacte per correu. Seguim!
anna morcego
M'agrada molt el video!! Com em puc unir a vosaltres?